domingo, 10 de julio de 2011

Tolerancia cero ante la discriminación

Hace poco más de tres semanas, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución en la que se pedía tolerancia cero ante la discriminación de los homosexuales. ¿Qué significa esto? En términos prácticos, nada. Simbólicamente, mucho.

La resolución sirvió al menos para dejar en evidencia a los de siempre, los países africanos salvo Sudáfrica y los países árabes, paladines de la homofobia, a los que sólo se les ocurrió justificar su voto en contra de la resolución porque no se había acordado una definición de orientación sexual. Una excusa patética y ridícula que no les impedirá, en cambio, saber quien es gay y lesbiana en sus países para castigarlos, en ocasiones, incluso con la pena de muerte.

Y es que el sistema internacional de protección de derechos humanos aún tiene mucho en lo que mejorar. La resolución de la ONU no es vinculante ni puede exigirse su cumplimiento a instancias de ninguna autoridad nacional ni administrativa ni judicial, con lo que la petición de la ONU quedará en papel mojado, a menos que los distintos gobiernos y parlamentos se empleen a fondo  de verdad en acabar con esa discriminación y en proteger a las minorías sexuales en sus países, por no mencionar ya la despenalización de la homosexualidad, que sigue tipificada como delito en muchos países.

Una vez más, volvemos a lo de siempre. Las declaraciones de este tipo, incluso la plena equiparación legal, son perfectamente deseables y debemos luchar por ellas, pero no debemos dejar pasar por alto el tema de fondo. En un pueblo profundamente homófobo, como lo son muchos pueblos africanos y del mundo árabe, la garantía legal, en caso de aprobarse, sería una mera formalidad con pocas implicaciones prácticas porque el clima de odio general es tan fuerte que ni siquiera los homosexuales se atreverían a acogerse a las normas que les protegieran, en caso de que existiesen. Por otra parte, esas normas tampoco vienen solas. Suelen ser reflejo de un sentir mayoritario de la población. De modo que lo que se exige aquí es mucho más que un cambio legal, una declaración de la ONU o unos sistemas de protección eficientes. Todo eso hace falta cuando todo lo demás, lo más importante, ha fracasado. Lo que de verdad se necesita es un cambio de cultura y de actitud hacia los homosexuales en el mundo, una idea de respeto e igualdad que no existe para muchos no sólo en esos países campeones de la homofobia sino también a veces en países que se dicen avanzados. Movamos pues a la reflexión y a la necesidad de incidir en la educación en esos y otros países para enseñar en el respeto y la diversidad, no sólo a los niños sino también a muchos adultos que no tienen modelos cercanos y realistas de la homosexualidad. Saber es poder. La información y la cultura son nuestras armas. ¡Luchemos!

El País. 17 junio 2011.

2 comentarios:

  1. (no paro, pero es que tú si tienes un blog interesante... y lo demás es bobería)

    Este es un tema controvertido. En mi opinión, todos los países del planeta son homofóbicos y tolerantes en cantidades similares, sin excepción. Porque la tolerancia o la intolerancia es algo que tiene que ver (y siempre tendrá que ver) con la forma de ser de cada persona, y no con las leyes. En todos los países que consideras homofóbicos en tu análisis creo que la homosexualidad es tolerada, consentida y practicada siempre que sea en un ámbito privado, y eso es más o menos lo que ha ocurrido siempre en todos los países a lo largo de la historia (incluso la Grecia antigua). Y también te dejas en el tintero países como USA donde aún en sus estados sureños son cazados y asesinados cada año cantidades no despreciables de jóvenes que declaran abiertamente o son pillados. Y luego están nuestras hipócritas sociedades europeas, que promueven un estereotipo de gay y buscan que todos "salgan del armario" esto es, se coloquen esa invisible estrella rosa para que todos sepan a qué atenerse...

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  2. Hola Davidox,

    Me alegra que te resulte interesante este blog y gracias por comentar :-)

    Estoy completamente de acuerdo en el análisis aunque yo me ceñía más al ámbito legal y a la cultura general hacia la homosexualidad. Es cierto y así lo menciono en la entrada, aunque no menciono a Estados Unidos, que aún hay muchos países que se dicen avanzados donde hay que luchar no sólo por un cambio legal sino también por una cultura distinta hacia la homosexualidad. Porque es verdad que la actitud individual de cada uno influye, pero la cultura general de una sociedad respecto a la comunidad LGBT tiene un peso determinante. Si no, basta ir a Europa del este o África subsahariana. Curiosamente, me atrevería a decir que en Marruecos la homosexualidad es mucho más tolerada en ámbitos privados que en países cristianos del África negra. Y eso, más que religión, es un tema cultural.

    Por lo demás, completamente de acuerdo con el análisis de Europa occidental. Yo siempre he sostenido que la contra-cultura gay occidental es una forma de auto-etiquetado que trae ecos de los triángulos rosas nazis. En última instancia, creo que la contracultura tiene causas profundas en los esquemas culturales de las sociedades sexistas y patriarcales en las que esta contracultura nace. Pero esto es un tema extenso... Este blog, precisamente, busca romper ese modelo.

    Sobre la salida del armario no estoy completamente de acuerdo, creo que hay elementos personales de peso para salir del armario y no necesariamente la necesidad de ponerse una etiqueta.

    Un saludo.

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