Hace un año, el 3 de julio de 2010 por la tarde, salí del armario para mi mejor amigo y en las siguientes horas y semanas para el resto de amigos y familia. Después de un año, parece casi un cliché hacer balance.
La verdad es que prácticamente de la noche a la mañana pude empezar a disfrutar del efecto liberador de salir del armario, de no tener que fingir o esconderse nunca más para la gente que te importa. Esa sensación ha merecido, sin duda, la pena. A partir de ahí, he podido empezar a buscar tener una vida sentimental normal, buscar pareja, incluso tener mi primer novio, con el que al final no han salido del todo bien las cosas, y seguir buscando el amor, que parece que para mí ha venido al final de esta primavera...
La vida sigue y de eso se trata... Para mí, al menos, de poder vivir normalmente mi sexualidad. Más que un carnaval, el orgullo significa para mí la posibilidad de deshinibirse, liberarse y seguir adelante en una etapa sin vergüenza, sin miedo, sin complejos, con la posibilidad de ser abiertamente homosexual sin renunciar a la identidad propia, sin llevar bolso ni tacones, pero tampoco dejándose avasallar. Evidentemente no podemos esperar que las cosas cambien de la noche a la mañana en algunos aspectos y que, por ejemplo, a algunos de nuestros familiares no les lleve algo de tiempo volver a conocer a aquél que creían conocido como la palma de la mano. Pero eso forma parte del trato, luchar por la aceptación plena y la plena igualdad de derechos, especialmente en el ámbito más cercano a uno es una lucha diaria, mucho más espontánea que planeada y que, eso sí, requiere mucha seguridad en uno mismo.
Buena parte de salir del armario tiene que ver con la autoaceptación. Decirle al mundo que perteneces a una minoría sexual sobre la que todavía pesan muchos estereotipos negativos y que ha sido tradicionalmente criminalizada y sojuzgada moralmente requiere algo más que "alegría". Me gustaría animar desde aquí a todos aquellos que aún piensen que es imposible para ellos salir del armario para que tengan la valentía, al menos, de iniciar el camino para autoaceptarse y manifestarse delante de los demás. Fue un camino largo y difícil para mí, especialmente si vienes de un entorno tradicional, pero merece la pena y, al final, cuando lo pienso... Ya ha pasado un año desde que salí del armario, algo que hace tan sólo un par de años no podía ni imaginar.
C-CGAY, 11 noviembre 2010
Para ser sincero, creía que esa salida se había producido hacía ya bastante tiempo en tu caso, pero no. Un año. Debo decir que me pareces muy bien plantado, con objetivos definidos, en fin, que has manejado la situación con muy buena mano, intercalándote a ti y los que te rodean en tu realidad personal, haciendo que las cosas tomen buen tono. Otros seguro hicieron lo contrario, desgraciadamente. Recuerdas la fecha, espero que con alegría jaja. En mi caso ya la habría olvidado(pero por lo distraído que soy). Saludos, y que las cosas continúen así.
ResponderEliminarGracias por el comentario. No suelo hacer esto, pero te contestaré en otra entrada que publico mañana por la mañana. Me has dado tanto que pensar que me ha parecido excesivo para un comentario.
ResponderEliminarUn saludo.