miércoles, 2 de marzo de 2011

Sobre el "Pronúnciese 'elegetebé'" de Pérez Reverte


Arturo Pérez Reverte publicó el pasado 2 de febrero en el XL Semanal un artículo titulado "Pronúnciese elegetebé" en el que critica la publicación de una guía para evitar el lenguaje heterosexista por parte del Consejo de la Juventud de la Generalitat Valenciana. En este artículo critica, entre otras cosas, que haya "varios cantamañanas convencidos de que la lengua no pertenece a quienes la hablan, sino a quienes deciden retorcerla a su antojo a golpe de guía y decreto" y afirma que "a partir de ahora, tampoco podremos utilizar la gráfica, rotunda y siempre útil -especialmente en España- expresión «vete a tomar por culo». Por elegetebefóbica."

Lo cierto es que el artículo en su conjunto parece mostrarse no tanto contrario a la causa de los derechos del colectivo LGBT sino al supuesto intento de manipulación del lenguaje por parte de algunos individuos. Según él, idioteces como éstas perjudican cualquier causa. Es cierto que el lenguaje pertenece a quien lo habla y que pretender cambiarlo a golpe de "guía y decreto" es absurdo. En eso tiene toda la razón. Es verdad que el español pertenece a sus hablantes y que, en lo que respecta a España, el idioma aún denota un importante sesgo heterosexista y patriarcal con el que el propio Pérez Reverte parece no sentirse incómodo. La lengua muestra una filosofía, todo el esquema de valores de quienes lo hablan y, en ese sentido, no hay mucho positivo que decir del español, un idioma absolutamente dividido en género masculino y femenino, en el que el género neutro es el masculino y que tiene palabras y expresiones tan ricas y variadas como "vete a tomar por culo", "maricón", "soplanucas", "comealmohadas", "comepoyas", "tortilleras", "bolleras" y, por salirnos de lo homosexual, "coñazo". Palabras todas ellas que demuestran una gran sensibilidad del lenguaje hacia realidades que escapan la comprensión experiencial de un varón, blanco y hetero. Comprendo que es fácil sentirse cómodo en un lenguaje que está amoldado precisamente al punto de vista propio y es que el señor Pérez Reverte no deja de ser un varón, blanco y hetero. Nunca sabrá lo que es sentir el miedo terrible a ser descubierto, el miedo al rechazo, el deber exponer tus gustos sexuales al escrutinio público para sentirse liberado (salir del armario)...

Pero aún hay algo que nos queda como humanos: sensibilidad y empatía. Solía pensar que no era difícil que un intelectual hiciera un esfuerzo en ese sentido para ponerse en la piel de las minorías y comprender que el español, por ejemplo, no sólo tiene un sesgo heterosexista y patrialcal sino también racista y xenófobo. La diferencia es que dudo que se hubiera atrevido a publicar un artículo apoyando el uso de expresiones como negrata, sudaca o amarillo. Supongo que, una vez más, la causa LGBT sigue a la cola de las causas por la libertad y la justicia. Aunque en algo tiene razón Pérez Reverte, el lenguaje no se puede cambiar a base de guías: para cambiar el lenguaje debemos cambiar al hablante y para ello debemos proporcionarle información, sensibilidad, educación, en definitiva, cultura sobre aquellos temas que no le afectan directamente, pero que sí están a su alrededor. Eso es lo que falta, sensibilidad, y eso es lo que la caverna llama, sin descanso, "ingeniería social o de almas" porque algunos siempre habrá que sean duros de sesera. Pérez Reverte refleja en ese sentido una triste tradición hispana: la terquedad insensible de quien ve en lo tosco una virtud.

XL Semanal. 7 febrero 2011.

2 comentarios:

  1. Un consejo antes de escribir un articulo primero documentarse.

    Perez reverte publico un articulo en el cual defendia la utilizacion de la palabra moro y no solo eso sino que en su articulo no defiende ni utiliza palabras como "maricón", "soplanucas", "comealmohadas", "comepoyas", "tortilleras", "bolleras" de hecho no se si sabra su señoria pero la finalidad de un insulto es hacer daño al receptor por lo que si a un heterosexual no le gusta que le llamen homosexual es exactamente igual que si a una persona le llaman homofobo o a un homosexual una de las anteriores palabras mencionadas.

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  2. Anónimo, conozco el artículo que mencionas de la palabra "moro" y entiendo las motivaciones de ese artículo, pero tampoco hay que pasar por alto las asociaciones de valor negativas de esa palabra (a pesar de su etimología y verdadero significado). En cualquier caso, sin salirme del tema de la entrada. En ningún momento digo que Pérez Reverte sea homófobo o pretendo insultarlo. Tan sólo digo que pone de manifiesto un punto de vista muy particular, que resulta ser, además, el mayoritario en la cultura y el lenguaje, por la sencilla razón de que éstos están forjados desde la perspectiva del varón heterosexual. Yo planteo el artículo en términos de mayor o menor sensibilidad hacia las minorías y no en términos de descalificaciones. En cualquier caso, gracias por el comentario. Me alegra que se anime el debate.

    Un saludo.

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