Hay cosas sorprendentes, muchas de ellas reunidas en la figura de David Cameron, un político conservador poco común. La semana pasada se celebró en Manchester en el Congreso del Partido Conservador británico y en un interesante y optimista discurso, el primer ministro mostró su apoyo al matrimonio gay por igualdad, pero también por el compromiso que representa, por lo que los conservadores valoran los vínculos que nos unen a los demás.
Dijo apoyarlo no a pesar de ser conservador sino por ser conservador: una idea que, por desgracia, hecho mucho en falta en los conservadores españoles, muchos de los cuales aún tienen serios problemas para ser lo gay friendly que parece David Cameron. Espero que bajo su gobierno el Reino Unido entre por fin el club de países con matrimonio gay. Si bien en la práctica no supondrá un cambio sustantivo ya que los gais ya tienen reconocidos los mismos derechos en la Unión Civil. El definitivo acceso de nuestro colectivo al matrimonio en el Reino Unido pone fin, en cambio, a una discriminación simbólica que debe ser inaceptable. No queremos los mismos derechos en una nueva institución que es, de hecho, una nueva discriminación, queremos los mismos derechos por el acceso a las mismas instituciones a las que antes no teníamos acceso.
Eso es igualdad y también, como dice Cameron, compromiso: si algunos son más o menos capaces de comprometerse es ya otra cuestión. Desde el corazón, gracias a David Cameron por su actitud y su contribución a remover definitivamente viejos agravios homófobos en uno de los países con una de las peores historias para los gais.
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