domingo, 26 de junio de 2011

Cuatro décadas después

Algo más de dos décadas después de los sucesos de Stonewall, Nueva York aprueba el derecho al matrimonio de los homosexuales en una votación tan ajustada como histórica. Con éste, son seis los Estados donde se reconoce este derecho a los homosexuales, un Estado con el que la lucha por la igualdad de derechos adquiere un paso de gran importancia. Y es que parece que por primera vez en una década la mayoría de los nortemaericanos, el 53 %, está a favor del matrimonio homosexual. No debemos dejarnos engañar, en cambio, por el optimismo. Queda mucho por hacer aún, no sólo en el ámbito de la igualdad de derechos o en el más elemental de acabar con la criminalización de la homosexualidad en muchos países del mundo sino también en aspectos que van más allá de lo legal y que abarcan en muy buena medida lo que puede ser la vida diaria de un homosexual.

Es cierto que el matrimonio homosexual en Nueva York ayudará seguramente a normalizar la concepción de la homosexualidad en ese Estado y, probablemente, a lo largo de Estados Unidos, pero no debemos pasar por alto que aún queda mucho que hacer por mejorar la visibilidad de la homosexualidad, acabar con estereotipos y desmitificar, en definitiva, una orientación sexual que no por ser minoritaria deja de ser normal. Y, en ese sentido, son muchos homosexuales los que tienen que tomar la iniciativa, los que tienen que ser visibles y vivir con naturalidad su orientación sexual, nada más y nada menos que aplicando lo que yo llamo principio de reciprocidad: comportándose como haría un hetero en la misma situación, dejándose de discreciones y demás reparos que sólo ayudan a correr un velo de ignorancia y oscurantismo alrededor de nuestra orientación sexual. Somos gente normal y corriente, con las mismas inquietudes, miedos, ilusiones y esperanzas que sólo nos diferenciamos de los demás por la forma en la que los demás nos han tratado tradicionalmente, por el tabú que ha supuesto nuestra orientación, nada más y nada menos. Cambiar ese trato y esas actitudes exige un paso adelante por nuestra parte para acabar con el silecio. Y ese paso es diario.

El País. 26 junio 2011.

miércoles, 22 de junio de 2011

Rafa Muñoz, echemos unos largos

El nadador cordobés Rafa Muñoz es de una belleza impresionante, acompañada de un cuerpo forjado como sólo puede hacerlo la natación. La sola imagen de que me esté echando un polvo mientras me susurra en el oído con esas bocales abiertas que sólo un cordobés es capaz de hacer... grgrgrgrgr






Rafa Muñoz en la Wikipedia

miércoles, 15 de junio de 2011

Otra foto Armani de Nadal

Esta foto probablemente tiene un tiempo, pero yo la descubrí hace poco y quería compartirla. ¡Qué la disfrutéis!

domingo, 12 de junio de 2011

¿Racismo?

No sé si lo que voy a escribir tiene sentido o no, pero es algo que se me lleva pasando por la cabeza un tiempo. A menudo, cuando pienso en la pornografía, más allá de todas las connotaciones y pudores morales que muchos puedan poner, pienso que es una vacuna fantástica contra el racismo. "Hitler no habría pasado, el apartheid habría sido inconcebible" (y otras muchas barbaridades que tienen que ver con tratar a la gente de un modo diferente en función de su raza) si internet y la pornografía hubieran existido entonces.

Es cierto que no es sólo el poro. Con carácter general, los medios de comunicación como la televisión y, ahora, internet han acercado toda una diversidad inimaginable a los rincones más apartados del planeta (motor en cambio insuficiente hasta el momento para acabar con la homofobia), pero la sola idea de ser racista me parece inconcebible después de haber visto guapos chavales de raza negra con enormes poyas; árabes de hermosa piel morena, vello púbico rizadísimo y poyones gruesos; hermosos rubios siendo penetrados por interminables dagas azabaches; increíbles mestizajes amerindios mostrando una inefable sensualidad latina.… El porno, a pesar de su artificiosidad, nos expone a menudo a una química interracial que habría hecho las delicias de los más racistas hijos de puta, haciéndoles ver la riqueza inherente a la pluralidad, el encanto de las "purezas" y "mestizajes", el atractivo de los rasgos inesperados, refrescantes, nuevos…

Parece una reflexión superficial, lejos de la altura que requiere el tema, pero si hay algo que une a los humanos por encima de todo es el deseo sexual, el sexo, el sudor, los orgasmos… Por suerte, ahora mucha gente vive en sociedades multiétnicas y está cada vez más acostumbrada a salir con gente de distintas razas, culturas y países. Pero aunque esto no sea así en algunos sitios, quiero pensar que sólo una generación aislada, sin medios de comunicación audiovisuales y profundamente reprimida puede conocer ese anatema incompresible que es el racismo.

miércoles, 8 de junio de 2011

Edin Dzeko

El jugador del Manchester City, Edin Dzeko, de origen bosnio, viene a completar sección de fútbol.

Las celebraciones de los goles evocan el orgasmo

Cualquiera puede imaginar qué comentaría en esta foto

miércoles, 1 de junio de 2011